No me cansaré de insistir. La buena vida humana es aquella en la que somos “vivientes” y no sobrevivientes de nosotros mismos. En medio de las comodidades y la sorprendente perfección tecnológica de la vida diaria, pareciera que sabemos cómo hacerlo todo, menos vivir. Está comprobado que aprendemos haciendo y nadie experimenta en cabeza ajena. Es por ello que nadie aprende sobre la vida, sino ¡viviendo la suya! Y vivir es un arte, un viaje, un desafío. Contra todo pronóstico,